El Allende nos devuelve a la realidad.

Una vez más volvió a ocurrir. Mismo día, misma hora, mismo mes, mismo frío, mismo campo, mismo equipo y misma derrota. ¿Será cuestión de gafe? No quiero creer que así sea. Lo que sí es cierto es que podíamos haber conseguido un resultado más positivo. Como titulo al principio, el Salvador Allende nos devolvió a la realidad, lo que quiere decir que no hay equipo pequeño. Si queremos conseguir el objetivo no nos podemos dormir en los laureles.

Si no he escrito antes en el blog era porque tenía un enfado monumental conmigo mismo. A este enfado se unió la ausencia de Pablo. Al final perdimos un partido que de haber andado espabilados (yo, el primero) nos hubiéramos llevado.

El partido empezó con un equipo local totalmente enchufado, tanto es así que tuvieron dos ocasiones clarísimas para adelantarse. Casi los primeros 15 minutos nos presionaron de tal manera que no podíamos sacar el balón desde atrás. Poco a poco y tímidamente empezamos a salir desde la defensa, pero con poco gas y no creábamos peligro. El primer gol llega por una buena jugada de un jugador local que se lleva clarísimamente el balón con la mano, pero que termina regateándose a todo el que le sale y plantándose solo ante nuestro portero Carlos que nada pudo hacer. Pocos minutos después Daniel que estuvo genial durante todo el partido, remata de cabeza un saque de esquina a saque de Pedro Mateo convirtiendo el empate a 1 (el gol de una ejecución y belleza digna de otra categoría).

La segunda mitad merecimos más que ellos tuvimos alguna oportunidad clara en los pies de Cobos y Daniel pero el fútbol es caprichoso y como consecuencia de un fallo defensivo la primera clara que tuvieron ellos, la metieron y sentenciaron. La verdad es que la entrega del equipo local durante 60 minutos me sorprendió. Como también me alegra que hubiese llantos al final del partido, llantos que llegan por una derrota. Eso es señal de que hay un compromiso con la VICTORIA

Si para todos existe una bestia negra, está claro que la nuestra es Salvador Allende. Pero nos servirá para aprender la lección y devolvérsela a la vuelta.

CHAVALES HAY QUE SOBREPONERSE A LA DERROTA Y QUE VUELVAN LAS SONRISAS A VUESTRAS CARAS